Riquezas o Sabiduría ¿Por cuál te irías primero?

La casa, el trabajo, la limpieza, el confinamiento, la baja en ingresos, la multiplicación de trastes y en algunos casos, el esposo y los hijos. ¡Que locura!

Estos son motivos de fatiga, cansancio emocional, frustración, depresión, etc. ¿Te has sentido así?

A veces quisiéramos salir corriendo, o deseamos que existiera un botón de escape que nos diera la salida a este callejón oscuro que pareciera no tener salida; o a veces quisiéramos que nos saliera el Genio de la lámpara de Aladino para que nos cumpliera 3 deseos, pues seguramente al cumplirlos, se acabarían nuestros problemas.

¿Sabías que algo así le pasó a Salomón? No, no se le apareció el Genio, mejor aún, se le apareció Dios para darle lo que él quisiera.

Te cuento un poco…

En todo el primer capítulo de 2 Crónicas encontramos una verdadera joya que nos podría ayudar a encontrar esa salida del túnel que tanto anhelamos.

Salomón gobernaba sobre el pueblo de Israel, sin duda, un pueblo un poco complicado y en épocas complicadas. Había algo muy peculiar que distinguía a Salomón de muchos gobernantes, Él tenía una comunión y una relación estrecha con Dios. No tomaba las decisiones de su gobierno a la ligera, sino siempre consultaba a Dios antes de tomar cualquier decisión. Un día cuando había una de esas decisiones importantes que tomar, Salomón rindió muchos holocaustos a Dios y en ese momento de plena adoración, Dios se le apareció y le dijo: PÍDEME LO QUE QUIERAS. (2 Crónicas 1:4-8 NVI)

Si tú estuvieras en esa situación, ¿qué pedirías? …

¿Que le regrese el trabajo a tu esposo? ¿Que te regrese la salud? ¿Qué se resuelva el tema legal que tienes? ¿Que te de los recursos suficientes para vivir una vida tranquila? ¿Que tus hijos fueran diferentes y te obedecieran?

Salomón, a pesar de haber pedido lo que quisiera, pidió: SABIDURÍA.

"Yo te pido sabiduría y conocimiento para gobernar a este gran pueblo tuyo; de lo contrario, ¿quién podrá gobernarlo?" 2 Crónicas 1:10 (NVI)

La respuesta de Dios me pone la piel chinita:

"Ya que has pedido sabiduría y conocimiento para gobernar a mi pueblo, sobre el cual te he hecho rey, y no has pedido riquezas ni bienes ni esplendor, y ni siquiera la muerte de tus enemigos o una vida larga, te los otorgo." 2 Crónicas 1: 11-12 (NVI)

¡Dios le dio la sabiduría que pidió y no solo eso! Te invito a que leas el capítulo completo, pero Dios le da la riqueza y el poder que ningún otro gobernante haya tenido.

Al ver el corazón de Salomón, analizo mi corazón y me pregunto si realmente estoy buscando a Dios de la manera más genuina, y si lo que le pido va alineado con su voluntad. Confieso que me he sorprendido pidiéndole a Dios riquezas antes y la solución inmediata de mis problemas antes que la Sabiduría y, me pregunto: ¿No será que lo que necesitamos es sabiduría para ver a Dios actuar en nuestras vidas?

Tal vez podrás decir: - Pero yo no soy como Salomón, no creo que me de sabiduría a mí. -

¡Te tengo buenas noticias!

Santiago 1:5 (NVI) dice: “Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie·.

Solo es cuestión de pedir y de creer.

Después de compartirte eso, me quedo con 3 aprendizajes:

1. La bendiciones de Dios no son temporales sino trascendentales: Salomón era el hijo de David, Dios tenía un afecto muy grande por él y le prometió bendecirlo y a su descendencia. Desde ahora podemos bendecir a nuestra descendencia.

2. Cosas poderosas suceden cuando buscas a Dios con todo el corazón: Dios se le presentó a Salomón en un momento de intimidad, no de la nada. Debemos tener nuestros tiempos con Dios.

3. Escoge la Sabiduría antes que las riquezas: Salomón lo hizo, y al ver Dios su corazón le dio lo que necesitaba y más. La sabiduría es para todos, solo hay que pedirla.

Oro para que Dios te de la sabiduría que necesitas, para lo que sea que estés atravesando en estos momentos.

Con cariño,

Cynthia Erika Tapia.