Angustia, Enojo o Esperanza
- Mily Rodriguez
- 22 ene 2021
- 3 Min. de lectura

Quizás uno de los ejemplos más dramáticos relacionados con la #Fe es lo que ocurrió en la vida de Abraham hace más de cinco mil años.
Cuando tenía alrededor de 75 años de edad comenzó a recibir las promesas de Dios de que sería el padre de una gran nación y que en él serían benditas todas las naciones de la tierra; sin embargo, esa promesa fue seguida por un largo período de silencio y para un hombre ya en decadencia cuya esposa había tratado de tener hijos por muchos años, ciertamente eran muy extrañas e increíbles; sin embargo, Abraham aceptó la promesa y pacientemente esperó a pesar de que los hechos no tenían sentido. El le creyó a Jehová y le fue contado por justicia; el resto de la historia ya es conocida.
Sin embargo, aún vendría una prueba más difícil, pues cuando Isaac ya era un jovencito ocurrió algo sumamente confuso, pues Dios le pidió a Abraham que sacrificara al hijo que había esperado por tantos años, pero, esta era la percepción humana, en realidad, las #promesas no dependían de Isaac, dependían por completo de Dios; pues el plan de Dios tendría un significado profético para toda la humanidad. Sin embargo Abraham no sabía nada de esto, teniendo en cuenta su confusión y todo lo que estaba en juego para él, es asombrosa su #fidelidad y #obediencia a Dios, indudablemente él sabía que Dios podría trascender el razonamiento, por eso se le llama el Padre de la Fe.
Y que podemos decir de los tiempos actuales que vivimos tan difíciles por la situación sanitaria inédita por la #COVID_19, incertidumbre por la crisis económica mundial, incremento de la inseguridad por la delincuencia, etc. Es casi un hecho que en algún momento atravesaremos por una crisis y podamos sentir que Dios pareciera contradecirse, sin ninguna explicación satisfactoria para lo que estamos viviendo, ¿entonces que pasará? ¿acaso saldremos huyendo desesperados, nos tambalearemos sacudidos por la incredulidad, nos enojaremos con Dios y moriremos espiritualmente? ¡Me imagino que tu respuesta es no!
Pero entonces, ¿qué haremos? Será importante que permanezcamos firmes vistiéndonos de lo más poderoso que tenemos: #Cristo, de la armadura espiritual; no perdamos el tiempo pensando en cómo salir de esa situación, sino afrontemos con #fortaleza como lo dice en su Palabra, confiando en que Dios sabe lo que está haciendo, El tiene el control y tiene un propósito.
“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos, mis caminos dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.” Isaías 55:8-9 RVR1960
Y más aún, debemos estar confiados que Él nos protegerá durante la prueba como lo dice en Isaías 43:2-3: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y por si los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemaras, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu salvador.” (RVR1960)
Finalmente, esperando pacientemente con nuestra mirada puesta solo en Él, pues habrán #propósitos que no alcancemos a comprender, por lo menos no en esta vida, pero nuestra fe debe permanecer firme como Abraham lo hizo…
“Porque te abates oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío.” Salmo 42:5 RVR1960
Por lo tanto, no escojamos enojarnos con Dios siguiendo el camino de la #desesperación, de la #angustia y el #enojo, sino aceptemos que Dios es Dios, y es soberano, lleno de amor y misericordia infinitas, nosotros solo somos su creación y en él está nuestra #esperanza. ¿Quiénes somos para pedirle algo?, si solo podemos ofrecerle nuestra condición pecaminosa.
Recuerdo perfectamente cuando hace aproximadamente quince años atravesé por una situación muy difícil, profundamente dolorosa, donde mis días solo eran sufrimiento y llanto por mi perdida, solo pude ver el túnel oscuro por varios años, sin entender el sentido de mi dolor. Ahora puedo voltear atrás y ver los hermosos y maravillosos propósitos que quería cumplir Dios en mi vida, cada lágrima derramada tuvo una razón de ser, verdaderamente perlas preciosas para un propósito eterno para Su gloria.
Con todo mi cariño y en el amor de Cristo,
Mily Rodríguez M.








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