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Despójate del NO que nunca debiste llevar

Actualizado: 2 jul 2020


Salmo 23:6

Aunque exteriormente parecemos serenos, muchos de nosotros nos sentimos atormentados interiormente. Atormentados por voces que no podemos callar, por imágenes de los recuerdos de nuestra vida que no podemos evitar. Y entonces, angustiados, desesperados y abandonados huimos con la esperanza de terminar con el tormento. Huimos hacia las drogas o el alcohol, huimos hacia la violencia o la mentira, huimos hacia la depresión y el suicidio, huimos, y corremos tan fuerte que vamos perdiendo el rumbo y terminamos tan lejos… tan lejos de casa, tan lejos de nosotros, tan lejos de Dios.

Y nuestro corazón se llena de duda, de odio y de temor. Y culpamos a nuestras circunstancias, culpamos a nuestras familias, culpamos a la pobreza, a la soledad, al abandono… y después de no encontrar a quién más culpar, acabamos culpando a Dios. Entonces se enciende la ira, el enojo y el rencor; se enciende el odio alimentado por el dolor… y preferimos decir que Él no existe, preferimos darle la espalda, preferimos reírnos, mofarnos, burlarnos, escupir, llenarnos de soberbia y de sarcasmo. ¡Todos tienen la culpa menos yo! ¡Dios es culpable, pero no, yo no!

Y creemos que eso es lo mejor, pero aquí estamos, esclavos de las drogas y el alcohol, esclavos del abuso, esclavos de los únicos culpables de nuestra miseria: nosotros mismos. Porque creyéndonos superiores a Dios, nos alejamos del único que podía rescatarnos y acabamos en las garras del que quiero destruirnos: Satanás.

Nuestra cara está tan desgastada que nos vemos mayores de lo que somos, nuestros dientes están empezando a ponerse amarillos y el aliento huele mal, nuestra piel se ve seca y áspera, y nuestros ojos se han quedado sin brillo… Pero aún en medio de tanta miseria y dolor, seguimos gritándole a todos: ¡No es mi culpa, es de Dios! ¡No es mi culpa, es de Dios!

Y cada semana, vienen a hablarte de Él, del nombre que no quieres escuchar porque estás lleno de odio y rencor. Porque lo que te pasó no era justo, porque te hicieron daño, porque te obligaron, porque no tenías esperanza…. Y terminas rechazando la única esperanza verdadera y real! ¡No, no es mi culpa, es de Dios! Te ofrecen perdón, y dices NO. Te ofrecen fe, y dices NO. Te ofrecen amor, y dices NO. Te ofrecen restauración, y dices NO, te ofrecen vida, y dices NO. NO… NO… NO… MIL VECES NO. Y aunque eres tú el que sigues diciendo NO, sigues echándole la culpa a Dios… ¡No es mi culpa, es de Dios!

Sí es tu culpa… Sí es tu culpa porque eres tú quien dice NO. ¿Hasta cuando seguirás diciendo No?

Pero sabes; Dios no se rinde, nunca se da por vencido. En esa cruz, cuando lo espera el peor tormento, siguió adelante y lo soportó todo… Por este momento. Por esta tarde. Porque sabía que hoy estarías aquí sentado oyendo de mi voz Su Nombre: Jesucristo. Porque Él no podía soportar que estuvieras solo en medio del dolor y las heridas, así que enfrentó la cruz para encontrarnos.

Y si aún tienes dudas de lo que digo, voltea a tu alrededor… Portadores de Su Gloria, Desafío de Valientes… Levanten sus manos por favor… Aquí nos tienes. Hay millones como nosotros alrededor del mundo, y por todos los siglos seguimos siendo más y más y más… y después de nosotros habrá millones hablando de Cristo, porque si Él no fuera real, nosotros no existiríamos, no tendríamos razón de ser ni hacer… Y seguiremos aquí y estamos a todo alrededor del mundo. Y nos seguiremos multiplicando porque Él es real y es amor, perdón y restauración!!! Nosotros como tú dudamos, nos burlamos y pecamos, huimos lejos… y Él nos buscó y nos encontró. Como hoy Él te está buscando a ti. Nosotros creímos y nuestra vida se transformó, fuimos liberados del odio, el rencor, el dolor, la amargura, la soberbia, el sarcasmo, y somos más fuertes que nunca… Porque Él es nuestro poder y fortaleza, y no hay quien nos detenga porque Él está con nosotros!

CIERTAMENTE EL BIEN Y LA MISERICORDIA ME SEGUIRÁN TODOS LOS DÍAS DE MI VIDA (SALMO 23.6)

Porque Dios es seguro, porque Él hace promesas seguras y provee un fundamento seguro. Nosotros podemos cambiar, pero Dios no. Nuestro ánimo puede cambiar, pero Dios no. Nuestra mente puede cambiar, pero Dios no. Nuestra confianza puede cambiar, pero Dios no. Este es el único NO real, ÉL NO cambia… porque aunque nosotros seamos infieles, Él es fiel!

CIERTAMENTE EL BIEN Y LA MISERICORDIA ME SEGUIRÁN…

Bondad para suplir todas las necesidades. Misericordia para perdonar todos los pecados. La bondad provee. La misericordia perdona….

Y TODOS LOS DÍAS DE MI VIDA!!!

Estás viendo el tamaño de esta declaración de Dios??? El bien y la misericordia de Dios siguen a sus hijos cada día de sus vidas. Piensa en los días que están por delante? Piensa en hoy, piensa en mañana, piensa en un mes, piensa en un año.

Días de dolor… Él tomará tu mano. Días de soledad… Él estará a tu lado. Días que no tienen sentido… Él caminará contigo.

Dios es el Dios que siempre está. Y esta tarde… Él está. Hoy, puedes seguir culpándolo y rechazándolo, y seguir viviendo una vida de miseria sin bondad y sin misericordia, hasta que tu corazón se detenga y ya no haya más esperanza ni oportunidad… U hoy, puedes decidir creer, puedes decidir confiar, y ser testigo de lo extraordinario en lo que puede convertirse tu vida: ADIÓS DOLOR! ADIÓS TRISTEZA! ADIÓS SOLEDAD! ADIÓS AL ODIO Y AL RENCOR! ADIÓS A LAS HERIDAS Y LA SOBERBIA! Bienvenida sea la eternidad y una vida llena de amor y esperanza, una vida llena de amor!!!

Hoy, que ya sabes que la palabra NO es el única culpable de nuestra miseria… Quieres hoy decirle SI a Dios? Veme… venos… somos una muestra de su amor y su poder. Despójate del NO que nunca debiste llevar, y dile SÍ a Dios! Amén!


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